Toda
gestión dirigida a la obtención de resultados está sustentada en una rigurosa
lógica de causalidad. En su versión más elemental, dicha gestión está
construida sobre la base de un conjunto de insumos y actividades que conducen
progresivamente a la obtención de productos, efectos e impactos. Esta secuencia
lógica se suele representar a través de una Cadena o Marco de Resultados,
expresión gráfica donde se exponen los detalles de las relaciones causa-efecto.
Como parte de dicha relación causal, la gestión orientada a resultados exige un
análisis periódico de los niveles de eficacia que posee cada uno de sus
componentes, así como de la probabilidad de ocurrencia de los supuestos
planteados. Desde esta perspectiva, la denominada GpR es aquel tipo de gestión
que proporciona las herramientas para la planificación estratégica, la gestión
de riesgos, el monitoreo del desempeño y la evaluación programática, partiendo
de un modelo lógico. Sus objetivos principales son mejorar el aprendizaje
administrativo y cumplir las obligaciones de rendición de cuentas mediante la
información de desempeño.
Uno de los enfoques metodológicos que desde hace algunos años está revolucionando la lógica de la promoción del desarrollo y la cooperación internacional en todo el mundo, especialmente entre aquellos organismos internacionales de financiación, tanto norteamericanos como europeos y multilaterales, dedicados a fortalecer capacidades locales y diseñar políticas sostenibles de transformación social estructural, es la Teoría del Cambio.