Surgidos de una matriz común, la Teoría
de Programa, el Enfoque de Marco Lógico (EML) y la Teoría del Cambio (ToC) presentan
importantes diferencias. La primera está relacionada con la temporalidad de la
intervención. Mientras que el EML está adaptado para intervenciones de corto y
mediano plazo (lógica de proyectos), desde la ToC se pueden gestionar de manera
más adecuada intervenciones de mediano y largo plazo (lógica de programas e
institucional). La razón de esta diferencia radica en la complejidad de ambos
tipos de intervención. Y este fundamento está muy relacionado con una segunda
diferencia, esta vez relacionada con la direccionalidad. Mientras que el EML
trabaja intervenciones unidireccionales, es decir, respuestas a problemas
detectados a partir de la priorización de una sola línea causal y un entramado
plano de relaciones causa – efecto, generalmente trabajadas desde los árboles
de problemas, la ToC fundamenta su intervención en análisis más complejos,
multidireccionales, utilizando instrumentos de análisis menos simplistas, más
realistas y mejor adaptados a la compleja realidad del contexto. En ellos no se
contempla una sola línea prioritaria de análisis sino un entramado, bajo
formato de red, de posibles y necesarias líneas de intervención
interconectadas.
Es por esta razón que el EML es
poco flexible ante cambios de entorno y secuencias temporales. En tal sentido,
posee una perspectiva sincrónica de intervención, mientras que la ToC trabaja
desde una perspectiva diacrónica de intervención. De allí que el interés
principal del EML sea dar cuenta del proceso y, en última instancia, de los
efectos de la intervención, a diferencia de la ToC que, además de dar cuenta de
los procesos, pone mayor énfasis en los efectos e impactos de la intervención,
en los cambios estructurales propiciados mediante la intervención.
Esta diferencia en el EML también
da origen al llamado “vacío intermedio”, es decir, la poca claridad sobre la
forma exacta en la que los efectos alcanzados en un proyecto contribuirán a la
generación de los impactos, es decir, la dinámica de la atribución. La ToC expresa
de manera más precisa esa dinámica, contribuyendo a la reducción de ese
"vacío intermedio" tan presente en el EML.
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